08 enero 2011

2010: Año de Inundaciones

Lo que agradecerían los afectados no es cobrar un seguro, sino estar seguros. No sé si ha llegado en plan Cartero Real de unos Reyes Magos tardíos a toda la zona afectada por las últimas riadas del Guadalquivir y el Genil, pero Griñán debe saber que los vecinos de Lora del Río, Écija y otros municipios, lo menos que quieren es meterse en laberintos de denuncias a la Administración, porque saben que eso es, más o menos, como echar en remojo, a ver si se enternecen, bolas de cojinetes. Lo que quieren los vecinos de Lora del Río, Écija y de cualquier sitio que haya sufrido las consecuencias de unas riadas —cinco riadas, presidente, cinco—, porque haya llovido mucho y porque la política de aguas no la estén llevando los mejores, son soluciones antes de que se les venga encima el problema. La gente no quiere ahora que les compren un sofá nuevo o un nuevo televisor, lo que quiere cualquier familia de las afectadas —mejor, lo que quisiera— es tener a mano unos técnicos que, llueva lo que llueva, y aunque baje Noé por el río, las aguas van a estar bien encauzadas y los embalses debidamente aliviados en punto y hora. Y no ese soltar aguas como quien suelta a todos los toros de la semana de los sanfermines.
Y el presidente José Antonio Griñán viene ahora diciendo que «si los vecinos quieren, que denuncien, que pueden hacerlo.» No, presidente. La gente no quiere cobrar el seguro por el accidente cuando la atropelló la bicicleta; la gente lo que no quiere es que la atropelle más la bicicleta, y este año, señor presidente Griñán, a los de Écija los ha atropellado cinco veces la bicicleta del río, ¿se entera usted?, mientras usted estaba a salvo y ha ido al pueblo cuando las aguas ya no tienen peligro. Así que vamos a dejarnos de consejos de que pueden denunciar, si quieren. Y no diga, encima, que en Écija se está gastando la Junta muchísimo dinero. Los dineros, antes; los esfuerzos, antes, y cuando llegue el problema, que el problema pase sin salirse con la suya. No venga ahora diciendo que en Écija ha llovido como nunca en la historia. Como nunca en la historia se ha cabreado tanto un pueblo que ha ido viendo a lo largo de diciembre cómo un día sí y otro también, y así hasta cinco veces, las aguas se han adueñado de medio pueblo y lo han convertido en una ruina. De modo que menos animar a la denuncia y más moverse para que esto no vuelva a pasar. Sepa el presidente que un luto de seda no alivia el dolor más que uno de saco. Lo que agradecerían los ribereños afectados, sean de donde sean, no es cobrar un seguro, sino estar seguros. Y en eso sí puede usted hacer algo, presidente. Antonio García Barbeito ABC

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