La valoración del trágico balance a lo largo de este
año, marcado por el alarmante aumento, de agresiones sexuales,
vejaciones verbales y asesinatos de mujeres en todo el Estado, y la
nula reacción de los poderes públicos así como la aquiescencia de
una parte importante de la Sociedad, corroboran que las relaciones
entre hombres y mujeres se siguen construyendo sobre bases
patriarcales que continúan apuntalando la desigualdad y la
discriminación machista.
Es en este contexto de desigualdad y discriminación
patriarcal donde se enmarcan todo tipo de agresiones contra las
mujeres. Sólo una sociedad fundamentada y asentada en la igualdad
real, impediría que la crisis económica pudiera servir de pretexto
o explicación.
El hecho de que la misma imagen del cuerpo de la mujer
como simple objeto que aún siguen proyectando muchos medios de
comunicación y de publicidad, e incluso desde espacios sociales y
políticos con declaraciones y comportamientos claramente
atentatorios y denigrantes hacia la mujer, mandan unos mensajes
sexistas de gran calado, que en gran medida promueven y suscitan
implícitamente la violencia machista y la desigualdad
La igualdad real se construye a partir de la prevención
y la educación. Las políticas y las estrategias que
se utilicen para prevenir las agresiones deben partir de una
educación afectivo-sexual a todos los niveles que facilite
desarrollar una sexualidad basada en el respeto y la igualdad real
entre mujeres y hombres
Y por supuesto, frente a los recortes en presupuestos y
políticas públicas que se vienen dando, exigimos que se refuercen
los recursos económicos y humanos destinados al desarrollo de
políticas de igualdad activas, integrales y participativas, por la
consecución de una Sociedad libre de violencia de género, en la
línea de lo apuntado por el Convenio de Estambul sobre prevención
de la violencia de género y las propuestas enunciadas por los
colectivos feministas.
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